sábado, 3 de septiembre de 2011

Cimientos de la sociedad (IV): La economía de mercado


Los Estados Unidos de América contra las cuerdas, Italia y España con primas de riesgo escandalosas, China pidiendo un cambio de moneda reserva, Grecia endeudada casi de por vida… Pues bien caballeros, esto es la economía de mercado. Un sistema político-económico donde el respeto por la libertad es la norma común, sea cual sea el contexto y la situación de los diferentes agentes que intervienen en cualquier actividad relacionada con éste.

Creo que hay que ser conscientes del privilegio de vivir en unos tiempos donde las personas son libres a la hora de actuar. Un sistema que prioriza la libertad de pensamiento, decisión y actuación es digno de ser alabado y ensalzado.

También es verdad que la consecuencia de ser un sistema tan puramente defensor de la libertad es la de estar expuesto a un mal uso por parte el individuo. Pero eso es un riesgo que cualquier actividad, que tenga la libertad y el ser humano como estandartes, debe ser capaz de aceptar. Es por eso que me resulta imposible culpar a la economía de mercado de la grave situación actual.

La culpable es la propia sociedad y las decisiones individuales de cada ciudadano. La mala gestión de esa libertad que nos da el sistema, y que está alejada en muchas ocasiones de principios éticos y morales, es la que ha llevado a la sociedad, especialmente a algunos sectores de la población, a sufrir esta crisis económica de gran magnitud.

No culpemos por tanto a quien no tiene culpa. Seamos valientes y culpemos a la sociedad sin valores de haber hecho un mal uso de uno de los mejores instrumentos que posee el hombre para su supervivencia: la ECONOMÍA DE MERCADO.

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