sábado, 2 de octubre de 2010

Cimientos de la sociedad (II): La Libertad


¿Qué sería de una sociedad sin libertad? Supongo que el resultado sería una farsa. Una falsedad de sistema que todavía existe en muchos lugares del mundo. Países donde al ser humano se le oprime con el objetivo de conseguir reducir a añicos su libertad de acción y lo que es peor: su libertad de pensamiento.

En una entrada anterior (In veritate libertas) hablé de los elementos contemporáneos que sometían a la voluntad del ser humano, hasta convertirlo en un simple ser vivo que se paseaba por el mundo, es decir, un simple animal. En esta entrada quiero desviarme de esa crítica (Que sigo manteniendo) para hablar sobre la falta de libertad (Véase política) o su mala gestión, cuando el ente político la da en cantidades excesivas y nocivas.

Hace poco vi una entrevista al Presidente socialista Hugo Chávez por parte de la cadena británica BBC. En ella, el periodista se mostraba muy crítico con el sistema pseudodemócrata de la República de Venezuela y criticaba algunos actos despóticos que han podido llegar a vulnerar derechos fundamentales de las personas como son el libre pensamiento, la libertad política… El Sr. Chávez se dedica exclusivamente a desviar el tema de las encarcelaciones a opositores al Gobierno Bolivariano de pacotilla que tiene montado. Esto es un ejemplo de ese tipo de personas que se creen sus propias mentiras, y les da igual exponer su farsa política ante un periodista británico o delante de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Su llamada “Revolución socialista” es un atentado contra la libertad del ser humano, de la misma forma que también lo es el Régimen comunista de Fidel Castro. Un poder establecido (Aunque en decadencia) que lleva oprimiendo demasiado tiempo al pueblo cubano. Y otros muchos ejemplos de parecida índole: Corea del Norte, Mundo islámico radical, China…

Todos ellos configuran una situación dramática que no puede pasar desapercibida para las fuerzas occidentales. Estados Unidos, Europa y otros países con claras convicciones democráticas deberían acabar por la vía diplomática o por la fuerza con esos regímenes donde se viola la libertad del ser humano. Y no hay que temer a una “misión” si con ella se consigue la paz definitiva.

"Tras la guerra viene la paz. ¿Y qué es la paz? La paz es algo muy relacionado con la guerra. ¡La paz es consecuencia de la victoria!" San Josemaría Escrivá de Balaguer

Todo lo que he mencionado es en relación a la falta de libertad. Y qué sucede cuando es todo lo contrario. Si la falta de libertad es mala, ¿también lo es el exceso? ¡Por supuesto! Y más peligroso puede llegar a ser. Ya que cuando nos falta algo siempre nos damos cuenta, pero no sucede lo mismo cuando de algo tenemos cantidades sobrantes.

El peligro de ese exceso lo veo en la mala gestión de la libertad actual. Nos han dado demasiada rienda suelta y ahora no hay quien controle según qué situaciones. Y para ejemplo, sólo hay que ver lo que sucedió el miércoles pasado con la Huelga General con los Antisistemas.

No se le puede conceder, desde el poder ejecutivo, esa libertad indecente a esta sociedad. Pues con la carencia de responsabilidad y de valores que exhibe, lo único que puede resultar es un carnaval continuo y perpetuo. Un descontrol que como en muchas ocasiones he indicado sólo tiene un nombre posible: Libertinaje.

Tanto la falta como el exceso de libertad hacen del ser humano un esclavo de su propia sociedad. Víctima de un sistema político injusto o de un mundo contemporáneo cortoplacista y libertino.